Hashimoto
Tanto el Hipotiroidismo como el Hipertiroidismo, son dos afecciones que tienen como punto en común…
El Lipedema se caracteriza por ser un trastorno crónico del metabolismo de los lípidos que afecta principalmente a mujeres, aunque se han descrito casos raros en hombres.
El Lipedema se manifiesta con una distribución anormal del tejido adiposo, causando un aumento desproporcionado en volumen y densidad, especialmente en las extremidades, tanto inferiores como superiores, pero excluyendo el empeine y las manos.
También conocido como Lipoedema, Lipohiperplasia o Lipohipertrofia dolorosa, este trastorno suele asociarse a cambios hormonales como la pubertad, el embarazo o la menopausia, posiblemente debido a su relación con los estrógenos.
A pesar de su impacto en la calidad de vida de quienes lo padecen, el Lipedema sigue siendo poco reconocido tanto por la población en general como por muchos profesionales de la salud, lo que conlleva a menudo a diagnósticos erróneos o infradiagnóstico. Esto dificulta su manejo adecuado y afecta a las expectativas de los pacientes. La prevalencia exacta del Lipedema es desconocida debido a la falta de datos epidemiológicos suficientes y consistentes, aunque se ha observado una posible predisposición familiar en algunos casos.
No fue hasta mayo de 2018 que la OMS (Organización Mundial de la Salud) reconoció oficialmente al Lipedema como una enfermedad, al incluirlo en la Clasificación Internacional de Enfermedades (CIE-11) bajo la categoría de patología cutánea, considerándolo un trastorno inflamatorio del tejido adiposo superficial (EF02.2). Este reconocimiento ha contribuido a una mayor conciencia y comprensión de esta condición entre los profesionales de la salud y la población en general.
Nuestro tejido adiposo puede aumentar mediante dos mecanismos principales: la Hipertrofia, que implica un aumento en el tamaño de las células grasas (adipocitos), y la Hiperplasia, que implica un aumento en el número de estas células. La Hipertrofia suele ser más común en etapas de crecimiento, mientras que la Hiperplasia es más característica en la edad adulta.
La Hipertrofia adipocitaria se relaciona con cambios en la funcionalidad de estas células y con el desarrollo de enfermedades asociadas a la obesidad. Además, el aumento patológico del tejido adiposo suele ir acompañado de un reclutamiento aumentado de células inmunes con potencial proinflamatorio, lo que contribuye a la inflamación subclínica crónica. Además, el exceso de tejido adiposo puede alterar la producción de ciertas proteínas, lo que conduce a una disminución de la flexibilidad del tejido y contribuye a su disfunción e inflamación.
El término “Lipedema” deriva de las palabras griegas “Lipos” (grasa) y “Oídema” (inflamación), lo que resalta una de las características principales de este trastorno: su asociación con inflamación aumentada. Aunque no se ha demostrado definitivamente el origen del Lipedema ni si el aumento anormal de tejido adiposo se debe principalmente a Hiperplasia o a Hipertrofia, esta condición se caracteriza por un estado de inflamación crónica que se busca minimizar.
Es importante destacar que las células adiposas afectadas por el Lipedema tienen una respuesta limitada a las estrategias convencionales para reducir el tejido adiposo, como las dietas restrictivas y el ejercicio. Sin embargo, seguir pautas de alimentación saludable y mantener un estilo de vida activo puede tener un impacto positivo en la salud y calidad de vida de las mujeres que padecen Lipedema.
Detectar un aumento desproporcionado del volumen en las extremidades puede sugerir la presencia de Lipedema, especialmente si persiste a pesar de diversos enfoques de reducción. Sin embargo, para un diagnóstico eficaz, es esencial considerar otros síntomas característicos del trastorno, como son:
Aunque estos signos pueden indicar Lipedema, el diagnóstico definitivo debe ser realizado por un médico especialista.
Se pueden utilizar pruebas de imagen como ecografías y Eco-Doppler, junto con el análisis clínico, para confirmar el diagnóstico y descartar otras condiciones. La historia clínica del paciente, su evolución y los parámetros analíticos también son herramientas cruciales para el seguimiento del tratamiento y para descartar posibles co-morbilidades.
El Lipedema se clasifica típicamente según el grado de afectación:
A medida que la enfermedad progresa, puede desarrollarse Linfedema, clasificado a menudo como grado IV. Esto se caracteriza por la aparición de edema debido a la compresión de los conductos y ganglios linfáticos, resultando en un desequilibrio entre la filtración y la reabsorción de líquidos intersticiales.
El Linfedema es una condición caracterizada por el aumento de volumen en las extremidades debido a un desequilibrio en el transporte linfático, que conlleva a la retención excesiva de fluidos linfáticos en el compartimento intersticial. A diferencia del Lipedema, el Linfedema puede ser primario, originado por anomalías en el tejido linfático y vascular, o secundario, provocado por diversas causas como patologías sistémicas, traumatismos o cirugías.
El tratamiento principal para el Linfedema implica fisioterapia descongestiva para reducir o estabilizar el volumen de las extremidades afectadas. Es importante distinguir entre el Lipedema y el Linfedema, ya que aunque pueden coexistir, son condiciones diferentes con causas y tratamientos distintos.
El tratamiento alopático del Lipedema busca mejorar la calidad de vida del paciente, aliviar las molestias y prepararla para posibles tratamientos quirúrgicos.
Incluye:
Además, el apoyo de profesionales de la salud, como fisioterapeutas, médicos rehabilitadores, entrenadores personales, nutricionistas y psicólogos, es fundamental.
Es importante tener en cuenta que el tratamiento conservador puede mejorar la calidad de vida, pero la reducción efectiva del volumen y el dolor asociado al Lipedema solo se logra a través de la cirugía.
La alimentación juega un papel relevante en la calidad de vida de los pacientes con Lipedema. Aunque no puede reducir directamente el volumen de grasa asociado a esta condición, el tratamiento nutricional puede mejorar la salud general y la composición corporal.
Es importante seguir una dieta equilibrada y saludable que minimice la inflamación subclínica crónica característica del Lipedema. Esto implica reducir el exceso de tejido adiposo no asociado a la patología y consumir alimentos con propiedades antiinflamatorias, mientras se limita la ingesta de azúcares y grasas trans.
La dieta RAD o antiinflamatoria es una estrategia dietética común para el tratamiento del Lipedema. Se basa en principios similares a la dieta mediterránea, pero presta más atención a la carga glucémica.
Prioriza el consumo de carbohidratos complejos de alimentos como legumbres, tubérculos, cereales, vegetales y frutas, ajustados según cada caso. También recomienda reducir el consumo de gluten y beta caseína A1, presentes en la leche de vaca, debido a su capacidad inflamatoria.
Se sugiere aumentar la ingesta de Omega-3, presente en el pescado azul, nueces, semillas de lino, chía y cáñamo, así como antioxidantes, como los polifenoles del cacao y frutos rojos. Las proteínas deben provenir de fuentes de calidad y mínimamente procesadas, como pollo, huevos, pescado y la mayoría de legumbres.
La dieta cetogénica es otra estrategia utilizada para reducir el exceso de tejido adiposo no asociado al Lipedema, supervisada siempre por un profesional.
Se caracteriza por minimizar el consumo de alimentos procesados y carbohidratos, incluyendo los presentes en legumbres, cereales, vegetales y frutas, mientras que prioriza el consumo de grasas para obtener energía en un estado de cetosis.
Se recomienda que esta dieta sea nutricionalmente completa y que los macronutrientes consumidos sean de alta calidad para obtener beneficios adicionales en la salud, además de favorecer la pérdida de peso.
El ayuno intermitente se está volviendo más común como estrategia para la pérdida de peso, pero su aplicación puede ir más allá de este propósito. Siempre y cuando el paciente se sienta cómodo y elija el tipo adecuado de ayuno, junto con una dieta saludable y antiinflamatoria, puede ser beneficioso en ciertos casos. Su aplicación en el tratamiento nutricional debe ser supervisada por un profesional.
Algunos de los principales Suplementos utilizados en casos de Lipedema son:
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Como vemos, son muchos y variados los Suplementos que podrían tener un efecto beneficioso en la mejora de la calidad de salud de los pacientes con Lipedema, por ello antes de suplementar será importante considerar cada caso en concreto, niveles analíticos, patrón de alimentación y más, con el fin de valorar su uso y dosificación.