Saltear al contenido principal

¿Fatiga tras el COVID-19?

¿Fatiga Tras El COVID-19?

Las cifras de la pandemia nos hablan de muertes, hospitalizaciones, positivos y vacunados. Pero se excluye desde el inicio a un 10% de enfermos que, una vez superada la fase aguda provocada por la SARS-CoV-2, han seguido presentando síntomas, a menudo más incapacitantes que la propia enfermedad.

Estos casos pueden ser pacientes con secuelas del Covid o con Covid persistente.

Diferencia entre las secuelas del Covid y el Covid Persistente

Es importante saber distinguir estos dos conceptos para recibir el tratamiento adecuado.

Las secuelas del Covid se dan cuando existe el antecedente de una afectación grave por el COVID-19 que, frecuentemente, ha requerido ingreso hospitalario y que presentan síntomas derivados de secuelas posteriores al daño sufrido.

En cambio, el Covid persistente o Long COVID es un complejo sintomático que afecta a aquellos pacientes que han padecido el COVID-19 (con diagnóstico confirmado por pruebas de laboratorio o sin él) y que permanecen con sintomatología tras la considerada fase aguda de la enfermedad. Puede persistir pasadas 4 e incluso 12 semanas.

Se puede considerar que una persona padece Covid Persistente si se dan estas circunstancias:

  • Persistencia de síntomas más allá de las 4-12 semanas tras el contagio por SARS-CoV-2.
  • Inexistencia de periodo de curación de la fase aguda.
  • Aunque se distribuye en todas las edades, predomina en la mediana edad (40-50 años) y principalmente en las mujeres.
  • Frecuente fluctuación de los síntomas y/o curso clínico en forma de brotes.
  • Inexistencia de explicación por una enfermedad subyacente alternativa.

Síntomas más frecuentes de Covid persistente:

Si tuviéramos que reunir toda esta sintomatología en 4 grandes apartados nos centraríamos en los siguientes:

  • Neuroinflamación: Cefaleas, ansiedad, perdida de memoria, etc.
  • Estrés oxidativo y disfunción mitocondrial: Cansancio, fatiga, dolores musculares y/o articulares, febrícula, etc.
  • Problemas físicos: Alteraciones cardiovasculares, palpitaciones, mareos, hormigueos, reducción de la masa muscular, etc.
  • Disbiosis: diarrea, malestar general…

En este artículo nos vamos a centrar en el síntoma más común, que es la fatiga persistente tras haber sufrido el Covid.

Abordaje de los problemas de Fatiga tras el Covid

El estrés oxidativo y la disfunción mitocondrial que cursa en cansancio y fatiga es uno de los síntomas más frecuentes y por los que más gente nos contacta últimamente. Por eso, nos vamos a centrar en hablar de los nutrientes de interés para el abordaje de la fatiga post-Covid.

Estos nutrientes que han sido profundamente estudiados durante décadas y que nos ofrecen resultados contrastados son:

  • Acetil-L-Carnitina
  • Coenzima Q10
  • NADH
  • Complejo de Vitaminas B
  • Selenio + Vitamina E
  • D-Ribosa

Acetil-L-Carnitina

La Acetil-L-Carnitina es una forma de L-Carnitina, un aminoácido que se encuentra en casi todas las células de nuestro organismo.

La L-Carnitina juega un papel fundamental en la producción de energía a partir de ácidos grasos de cadena larga. Además, aumenta la actividad de determinadas células del sistema nervioso central.

La Acetil-L-Carnitina atraviesa la barrera hematoencefálica a través de un proceso de transporte activo y está altamente concentrada en el cerebro, especialmente en el hipotálamo.

La Acetil-L-Carnitina tiene:

  • Efectos analgésicos, al aumentar ampliamente los niveles sanguíneos del opiáceo endógeno llamado péptido beta-endorfina.
  • Efectos neurotrópicos, al aumentar los receptores de los factores de crecimiento de los nervios cerebrales.
  • Efectos metabólicos, al aumentar el metabolismo oxidativo de las neuronas.
  • Efectos antioxidantes, ya que aumenta la producción de Glutation.

Coenzima Q10

La Coenzima Q10 es una molécula lipófila (es decir, que siente afinidad por aceites y grasas) presente en todas las células del organismo.

La Q10 ayuda a metabolizar los carbohidratos y las grasas para la obtención de energía Adenosina Trifosfato (ATP) en las mitocondrias y obtener así energía suficiente para todas las funciones del organismo.

La Coenzima Q10 es el único antioxidante liposoluble que produce nuestro organismo y actúa como antioxidante incluso sobre otras moléculas antioxidantes, como la vitamina E.

Es, por excelencia, el antioxidante de las células pues es capaz de entrar en ellas y ejercer su efecto desde el interior.

Con el paso de la edad, sobretodo a partir de los 40 años, tendemos producir menos Coenzima Q10 pues nos cuesta más su biotransformación, y por tanto tendemos a tener menos energía global.

Sus funciones principales en nuestro organismo son:

  1. Obtención de energía mediante la matabolización de carbohidratos y grasas. Dicha energía es indispensable para el buen funcionamiento de nuestro organismo y darnos vitalidad.
  2. Efecto antioxidante. Es un potente antioxidante liposoluble, captador de radicales libres, que protege contra el daño oxidativo a las lipoproteínas (LDL, HDL), al ADN y a la membrana celular.
  3. También es protectora de otras moléculas antioxidantes, como la Vitamina E.
  4. Posee una clara influencia sobre la expresión de genes. La Coenzima Q10 puede inhibir la expresión de moléculas pro-inflamatorias del organismo, actuando así como potente antiinflamatorio.
  5. Regula la expresión de la molécula relacionada con la inflamación, el estrés oxidativo y el aumento de riesgo cardiovascular y diabetes tipo II.
  6. Ayuda a regular el ciclo vital de las células, la diferenciación celular (nacimiento y desarrollo de las células) y la apoptosis (muerte celular programada).

NADH

La NADH es una coenzima que se encuentra en las células cuya función principal es el intercambio de electrones y protones, y la producción de energía celular.

Esta coenzima es útil como agente terapéutico en las enfermedades del Síndrome de Sensibilidad Central de entre las que destacan la Fatiga Crónica, la Fibromialgia, el Síndrome de Sensibilidad Química Múltiple y el Síndrome de Electrosensibilidad. También es útil en las enfermedades neurodegenerativas como la enfermedad del Alzheimer y el Parkinson.

Complejo de Vitaminas del Grupo B

Las Vitaminas del grupo B tienen un papel fundamental en regular la energía que nos mueve, y por eso su déficit se asocia al cansancio, la fatiga y la falta de fuerza.

Las Vitaminas B se encargan de convertir los carbohidratos que ingerimos con la comida en energía, y tienen un papel importante en la activación muscular, cardíaca y nerviosa.

Concretamente, la Vitamina B6 es fundamental en la producción de los anticuerpos que ayudan a combatir las infecciones y en la formación de la hemoglobina, que transporta el oxígeno en los glóbulos rojos. También incrementa el rendimiento muscular y la producción de energía.

Selenio + Vitamina E

La carencia de Selenio y de Vitamina E provoca debilidad en el sistema inmunitario y por lo tanto, más posibilidades de sufrir alguna infección.

El Selenio es básico para el organismo humano ya que interviene directamente en el metabolismo celular, ayudando a prevenir la aparición de enfermedades, a proporcionar energía y a proteger al organismo de los daños que causan los radicales libres.

La Vitamina E, a su vez, juega un papel muy importante como antioxidante reduciendo el estrés oxidativo celular.

D-Ribosa

La D-Ribosa es un nutriente de gran ayuda para revitalizar y dar energía al organismo. Recibe también el nombre de Pentosa y se trata de un monosacárido sencillo de cinco átomos de carbono.

Su utilización por parte de todas las células del organismo, y el hecho de que forme parte relevante del metabolismo energético son sus principales propiedades.

La D-Ribosa interviene también en la construcción de nuestro material genético (ADN y ARN), en determinadas vitaminas y en otros compuestos celulares relevantes.

La D-Ribosa es un nutriente vital que promueve la salud cardíaca e incrementa el rendimiento físico.

En definitiva, sentir cansancio y fatiga después de pasar por una importante infección vírica como es el Covid-19, entra dentro de lo normal ya que no deja de ser un virus que ha debilitado nuestro sistema inmunitario, el cual ha tenido que hacer un sobreesfuerzo para combatirlo.

Por lo tanto, delante esta situación, si esta fatiga no se prolonga durante más de 4 semanas, no se puede considerar Covid persistente, y alguno de los suplementos anteriormente detallados nos puede ser de gran ayuda para recuperar la energía, progresivamente.

Volver arriba