¿Se puede frenar el envejecimiento?

4 marzo, 2024

¿Frenar el envejecimiento?

Hoy en día estamos continuamente expuestos a multitud de tóxicos, tanto en nuestra alimentación como a nivel ambiental.

Envejecer es algo natural. Cada vez que respiramos también estamos envejeciendo, pero podemos evitar que este proceso se acelere, o cree patologías sabiendo qué factores debemos tener en cuenta y como actuar ante ellos.

La comprensión del envejecimiento celular y la búsqueda de formas para frenarlo han sido temas de gran interés en la investigación científica. El envejecimiento celular es un proceso complejo que involucra una variedad de factores, como el daño acumulativo en el ADN, la disminución de la capacidad de las células para dividirse y repararse, así como cambios en la expresión génica y la función de los orgánulos celulares.

El freno en el envejecimiento celular no solo tiene implicaciones para ralentizar el proceso de envejecimiento del organismo en su conjunto, sino que también podría ser clave para abordar diversas enfermedades relacionadas con la edad, como el cáncer o las enfermedades cardiovasculares y neurodegenerativas.

En la última década, se ha descubierto que los telómeros, los extremos protectores de los cromosomas, desempeñan un papel crucial en el envejecimiento celular. Además, la investigación ha identificado genes y vías metabólicas específicos que están asociados con la longevidad.

Aparte de los telómeros, otro compuesto clave en el envejecimiento celular son los radicales libres.

¿Qué son los Radicales Libres?

Los radicales libres son moléculas inestables y altamente reactivas que contienen átomos con electrones no emparejados. Los electrones tienden a estar emparejados en una molécula, pero en los radicales libres, uno o más electrones están desapareados, lo que los hace altamente reactivos y propensos a buscar electrones de otras moléculas para emparejarse.

Dado que buscan estabilizarse robando electrones de otras moléculas, pueden causar daño a las células, provocando reacciones en cadena que desembocan en el daño oxidativo.

El daño oxidativo puede afectar a varias biomoléculas, incluyendo proteínas, lípidos y ácidos nucleicos (como el ADN). Este proceso se ha asociado con diversas enfermedades y también con el envejecimiento, ya que a medida que las células acumulan daño oxidativo, su capacidad para funcionar adecuadamente va disminuyendo.

Aunque los radicales libres desempeñan un papel en procesos normales del organismo, como la respuesta inmunológica, un exceso de ellos puede contribuir a condiciones patológicas.

Nuestro organismo cuenta con unas enzimas antioxidantes que se encargan de combatir estos radicales libres como la Superoxidodismutasa (SOD), el Glutatión Peroxidasa, la Catalasa y la Coenzima Q10, entre otras.

Es importante tener en cuenta que con la edad, nuestro organismo deja de producir estas enzimas antioxidantes en cantidades óptimas para combatir los radicales libres.

A parte de estas enzimas que ya tenemos naturalmente, existen otros factores y/o nutrientes exógenos que pueden contribuir a combatir los radicales libres.

En este artículo queremos proponer una lista de sustancias que actúan como antioxidantes y otra con los radicales libres que nos suelen afectar a diario.

Sustancias Antioxidantes

Los antioxidantes son compuestos que desempeñan un papel importante en la protección del organismo contra el daño causado por los radicales libres.

Los antioxidantes se encuentran en una gran variedad de alimentos, especialmente en frutas, verduras, nueces, semillas y algunos aceites vegetales.

También se pueden tomar como suplementos alimenticios:

Vitamina C: Contribuye a la buena asimilación del colágeno y del hierro, fortalece el sistema inmune y, por supuesto, tiene acción antioxidante.

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Vitamina E: Posee una extraordinaria capacidad antioxidante, sin embargo, es propensa a oxidarse fácilmente. Su función principal radica en prevenir la oxidación de otros nutrientes.

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Vitamina A: Es responsable de la síntesis de todas las proteínas fundamentales en nuestro organismo, desempeñando un papel crucial en la formación de mucosas, piel, órganos, así como en la estructura del ADN y ARN. Además, presenta una afinidad particular por el sistema ocular, contribuyendo significativamente a la mejora de la vista.
Selenio: Mineral muy antioxidante, inmunitario, fundamental en el sistema tiroideo e interviene en el metabolismo de los lípidos.

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Zinc: Mejora el sistema inmunológico, ayuda a mantener los huesos, la piel, el cabello y las uñas sanos, y protege las células del estrés oxidativo.

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Azufre y Aminoácidos Azufrados (Metionina y Cisteína): Mineral que forma parte de algunos aminoácidos, necesario para la síntesis de proteínas y precursor del Glutatión.

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Resveratrol: Es un Polifenol que se encuentra en el vino. El Trans Resveratrol es su forma activa. El Trans Resveratrol es un antioxidante natural con propiedades cardioprotectoras y antiinflamatorias que protege al organismo frente a enfermedades neurodegenerativas.

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Coenzima Q10: Es una sustancia endógena que ayuda a mejorar la salud cardiovascular y a aumentar los niveles de energía celular (ATP). También es un excelente “antiaging” que protege a las células de la oxidación, favorece el rendimiento cognitivo y aumenta el rendimiento físico al realizar ejercicio.

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Ácidos grasos esenciales: Son antiinflamatorios, antioxidantes y protegen a la membrana celular. Los más reconocidos son el Omega 3 y el Omega 6.

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Carotenoides: Es un pigmento amarillo, naranja o rojo. Hay muchos tipos de carotenoides cada uno con sus funciones especificas, eso sí la función antioxidante la comparten todas.
Fitoquímicos: Son los Polifenoles, Flavonoides, Proantocianidinas, Aceites Esenciales, … Un ejemplo sería la Curcumina presente en la Cúrcuma, una sustancia de las más antioxidantes y antiinflamatorias que existen.

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Radicales libres que nos suelen afectar a diario

Nos exponemos a diversos factores en la vida cotidiana que pueden generar radicales libres y contribuir al estrés oxidativo del organismo.

Algunos de los principales factores incluyen:

Oxígeno: Cada vez que respiramos nos oxidamos y envejecemos. Lo que nos da la vida también nos la quita.
Tabaco: El Tabaco tiene una infinidad de sustancias oxidantes como el monóxido de carbono, plomo, alquitrán, arsénico, etc. Fumar introduce una gran cantidad de radicales libres en el organismo a través del humo del tabaco. Esto puede contribuir a una gran variedad de problemas de salud, incluyendo enfermedades cardiovasculares y por supuesto, el cáncer.
Contaminación atmosférica: La contaminación atmosférica, incluyendo partículas finas y contaminantes químicos, puede generar radicales libres en los pulmones y contribuir a problemas respiratorios y enfermedades pulmonares.
Ejercicio Extremo: El ejercicio intenso y prolongado puede generar radicales libres debido al aumento del consumo de oxígeno y al estrés oxidativo asociado. Sin embargo, el ejercicio moderado tiene beneficios antioxidantes.

Alimentos tostados o quemados

Aceites desnaturalizados

Alimentos procesados
Estrés físico, mental y emocional: El estrés crea hormonas y sustancias que activan el sistema inmune. El sistema inmunológico cuando está luchando contra los patógenos crea también radicales libres. El estrés también disminuye los antioxidantes endógenos ya que potencia los sistemas de supervivencia y disminuye los sistemas que no son prioritarios para sobrevivir.
Alcohol: El alcohol al digerirse se convierte en aldehído una sustancia extremadamente reactiva.
Drogas: Las drogas, al igual que el alcohol, dañan el ADN y crean enzimas que degradan y destruyen al organismo.
Azucares y harinas refinadas: Son antinutrientes que acaban generando radicales libres.
Metales pesados: Al igual que el alcohol y las drogas, los metales pesados también crean enzimas que producen radicales libres. Los metales pesados inhiben tanto nuestros antioxidantes endógenos como los exógenos, y al entrar en contacto con el oxigeno crean gran cantidad de radicales libres.

Otras formas de eliminar radicales libres

Además de los antioxidantes, existen ciertas sustancias conocidas como desintoxicantes, las cuales no estabilizan los radicales libres, pero sí tienen la capacidad de eliminarlos a través de diversos órganos o sistemas de eliminación, como los riñones, pulmones, hígado, piel e intestinos.

Algunas de estas sustancias son:

Diuréticos: Estimulan la función renal, lo que lleva a una mayor excreción de agua y electrolitos a través de la orina. Buenos ejemplos son la Cola de Caballo, el Diente de León y el Enebro.

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Colagogos: Estimulan la secreción de bilis por parte de la vesícula biliar. Los más destacados son el Cardo Mariano, la Alcachofera, el Boldo y el Romero.

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Coleréticos: Estimulan la producción de bilis por parte de las células hepáticas, aumentando la cantidad de bilis que se secreta en el sistema biliar. En esta categoría también encontraríamos al Cardo Mariano, la Alcachofera y el Boldo, además del Rábano Negro y el Hinojo.
Expectorantes: Ayudan a fluidificar y facilitar la expulsión del moco y las secreciones respiratorias del sistema respiratorio. Algunos ejemplos serían el Llantén, el Gordolobo y la Malva.
Laxantes: Se utilizan para facilitar la evacuación intestinal y aliviar el estreñimiento. Los más destacados son el Aloe Vera, el Sen, la Fibra Alimentaria, el Psyllium, la Linaza, etc.

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Diaforéticas: Promueven la sudoración y favorecen la eliminación de toxinas a través de la piel. Algunas sustancias diaforéticas son la Guindilla, el Sauce, el Sauco y el Abedul.
Detoxificantes generales: Ayudan a eliminar toxinas estimulando más de un órgano como la Ortiga, la Espirulina y Chlorella, el Perejil, etc.

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¿Como los antioxidantes actúan frenando a los radicales libres?

Los antioxidantes actúan frente a los radicales libres donando electrones. Como hemos comentado, los radicales libres son moléculas inestables que tienen un electrón desapareado. Los antioxidantes pueden donar un electrón a un radical libre, lo que lo estabiliza y lo convierte en una molécula no radical.

Los antioxidantes también pueden formar radicales estables con los radicales libres. Estos radicales estables son menos reactivos que los radicales libres originales, por lo que son menos propensos a causar daño celular.

Metabolismo celular

El metabolismo oxidativo, que abarca todos los cambios químicos en el organismo, puede generar radicales libres, especialmente cuando los cambios son bruscos y no se cuentan con todos los cofactores necesarios, como vitaminas y minerales que activan o desactivan funciones metabólicas. Por ejemplo, el azúcar refinado, compuesto principalmente por sacarosa, un disacárido de glucosa y fructosa, carece de impurezas, fibra y micronutrientes esenciales. Al consumir azúcar refinado, el organismo debe extraer micronutrientes de nuestras reservas para metabolizarlo, lo que genera una metabolización abrupta y la producción de numerosos radicales libres.

Los antioxidantes desempeñan un papel crucial en la salud al proteger las células del daño causado por los radicales libres y aliviar la inflamación a nivel sistémico. En última instancia, todo antioxidante tiene propiedades antiinflamatorias al eliminar impurezas del organismo. La inflamación es una respuesta defensiva del organismo ante infecciones o toxinas para evitar su propagación.

Los radicales libres se asocian con problemas de salud como el cáncer, las enfermedades cardíacas, las enfermedades neurodegenerativas y el envejecimiento prematuro. Una dieta rica en antioxidantes puede contribuir a reducir el riesgo de desarrollar estas patologías.