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Intolerancia a la Fructosa

Intolerancia A La Fructosa

Cada vez existen más intolerancias, más alergias, más debilidad a nivel de nuestro sistema digestivo y más enfermedades metabólicas.

En la mayoría de casos todas estas alergias, intolerancias y/o patologías tienen un factor en común: la alimentación moderna.

La alimentación de hoy en día está cargada de sustancias tóxicas, extrañas e irritantes para el organismo con una total carencia en micronutrientes (vitaminas y minerales), fibra alimentaria y ácidos grasos esenciales.

En este artículo nos centraremos en un tipo de intolerancia. Concretamente la intolerancia a la fructosa.

¿Qué es la intolerancia a la fructosa?

La intolerancia a la fructosa es un trastorno en el cual el organismo no puede descomponer o absorber adecuadamente la fructosa, un tipo de azúcar que se encuentra en muchos alimentos.

Existen dos tipos de intolerancia a la fructosa:

  • Intolerancia hereditaria: Se debe a un fallo del transportador de la fructosa de la mucosa intestinal y tienen una base genética.
  • Intolerancia adquirida: Es la más común. Está causada por unos malos hábitos alimenticios que provocan una enfermedad intestinal de base (celiaquía, enfermedad de Crohn, gastroenteritis, etc.) que altera la mucosa intestinal.

Es importante destacar que un tercio de los pacientes con diagnóstico de síndrome de intestino irritable padecen de intolerancia a la fructosa. Otro dato llamativo es que se estima que entre el 40 y el 60% de la población adulta presenta intolerancia a la fructosa, si bien los síntomas pueden haber comenzado en la infancia.

La absorción de la fructosa se produce en el intestino delgado, concretamente en la membrana apical del enterocito. Allí es donde se encuentra el transportador de glucosa 5 (GLUT5), que es específico para la fructosa. El transportador GLUT5 mayoritariamente transporta la fructosa desde el lumen intestinal a la circulación sanguínea. Existe otro transportador apical de fructosa (GLUT 2), con menor afinidad, que también es capaz de transportar otros azúcares como la glucosa o la galactosa.

Causas de la intolerancia a la fructosa

La mala absorción de la fructosa, como hemos comentado, suele ser secundaria a otra patología sin diagnosticar o bien, sin tratar, como puede ser:

  • Enfermedad celiaca.
  • Insuficiencia pancreática.
  • Sobrecrecimiento bacteriano (SIBO).
  • Mala absorción de ácidos biliares.
  • Infección por Helicobacter Pylori.
  • Enfermedad inflamatoria intestinal (Crohn, colitis).
  • Resecciones intestinales, problemas tiroideos, etc.

Es decir, la causa principal de la intolerancia a la fructosa es la mala alimentación y sobre todo la falta de fibra alimentaria que nos provoca una disbiosis intestinal, es decir la destrucción de nuestra microbiota intestinal y por consiguiente hiperpermeabilidad intestinal.

Síntomas de la intolerancia a la fructosa

Los síntomas más comunes son la distensión abdominal, acompañada de sensación de plenitud, dolor abdominal, flatulencias y diarrea explosiva.

El tiempo de aparición de los síntomas tras la ingesta de la fructosa es variable y depende, entre otros factores, de la velocidad del tránsito intestinal, la sensibilidad intestinal, etc.

Si la reacción es de carácter inmunológico, estaremos hablando de alergias o hipersensibilidad a un alimento concreto. Si este rechazo no es de carácter inmunológico, es entonces cuando estaremos tratando con una intolerancia alimentaria.

Como tratar la intolerancia a la fructosa

El tratamiento debe estar enfocado en tratar la causa primaria, debido a lo cual se está produciendo el daño en el epitelio intestinal, produciendo esta mala absorción.

Conjuntamente, se debe proceder con el tratamiento dietético, el cual nos permitirá mejorar la sintomatología. El tratamiento consistirá en una pauta alimentaria baja en fructosa, donde al principio, los alimentos con un alto contenido en fructosa estarán limitados, y según la evolución de la persona se irá haciendo reintroducciones paulatinas valorando la tolerancia, con el fin de ampliar al máximo posible la alimentación final.

Todas las frutas tienen fructosa en mayor o menor medida. Las que tienen mayor cantidad son los dátiles, las peras, las manzanas, las cerezas, las chirimoyas y las uvas, y las que menos son los aguacates, los mangos, los cocos y las papayas.

Pero no es lo mismo la fructosa natural de los alimentos que la fructosa añadida en productos procesados.

Cuando la fruta está madura el contenido de sacarosa (disacárido de glucosa y fructosa) aumenta, por lo que parecería recomendable tomar la fruta más verde, si bien en la práctica clínica la respuesta es muy variable.

Una mala alimentación nos puede conducir a un estado inflamatorio intestinal, con lo que puede ser una causa que nos impida volver a encontrarnos bien e incluso recaer y encontrarnos peor.

Si se mantiene esta situación a largo plazo, puede aparecer déficit de algunos micronutrientes, conducir a alteraciones en la microbiota intestinal, aumentar la permeabilidad intestinal y/o producir inflamación a nivel sistémico.

El tratamiento y/o la solución a este problema no es eliminar de forma permanente la fructosa de la dieta si no cambiar los hábitos alimentarios de la persona.

La actuación en este caso sería la de reestructurar la microbiota intestinal, regenerar el intestino y desinflamar el sistema digestivo.

Recomendaciones alimentarias y de suplementación

En algunos casos de intolerancia a la fructosa, se pueden considerar ciertos suplementos para ayudar a gestionar los síntomas o compensar posibles deficiencias nutricionales.

Aquí hay algunos suplementos que podrían ser recomendables:

1.Probióticos: Aportar cepas que nos ayuden a reestructurar la microbiota intestinal es primordial para la intolerancia a la fructosa ya que la persona afectada no tendrá microorganismos beneficiosos en su tracto digestivo.

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2. Prebióticos: Los Prebióticos es la fibra, el alimento de los Probióticos, por eso, es primordial que la dieta contenga como mínimo 30 gramos de fibra alimentaria al día, idealmente procedentes de frutas, verduras y hortalizas.

Es probable que si la persona afectada tiene el tracto intestinal muy irritado vayamos incorporando poco a poco la fibra, ya que podría irritar más.

3. L-Glutamina: Es un aminoácido esencial para recuperar el epitelio intestinal. Mejora el estado de la mucosa intestinal, su arquitectura y permeabilidad. Otro suplemento natural muy recomendable que ayuda a mejorar la mucosa gastrointestinal es la Melena de León.

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4. Zumo de patata licuado: Licuar una patata cruda y bebernos su jugo nos va a ayudar muchísimo a suavizar y recuperar el epitelio de todo el tracto digestivo.

5. Plantas demulcentes, emolientes y suavizantes: Plantas como el Aloe Vera, el Malvavisco, las Semillas de Lino, de Chía, el Llantén, …, son plantas mucílagas (sustancias que con el contacto con el agua se hinchan y se vuelven gelatinosas). Estas sustancias van a contribuir a que se calme y suavice el tracto intestinal, y por ende van a reducir las molestias.

6. Vitaminas y Minerales: La persona que tenga este tipo de intolerancia no absorberá bien los nutrientes y probablemente tenga una carencia de micronutrientes. Es más, probablemente esa persona tenga una carencia de nutrientes en su alimentación que se junta con la mala absorción de los mismos.

Es importante saber que la intolerancia a la fructosa es una patología nueva, es decir en la mayoría de los casos a no ser que sea genético hereditario no se trata de una intolerancia a la fructosa real si no que se trata más bien de un desequilibrio importante a nivel del sistema digestivo.

Como hemos destacado a lo largo de este artículo, la mala alimentación, especialmente la dieta moderna, es la principal responsable de esta intolerancia. Por lo tanto, evitaremos a toda costa productos procesados, el exceso de grasas saturadas y desnaturalizadas, el exceso de proteína animal, así como la falta de fibra alimentaria, ya que estos son factores que contribuyen y agravan esta patología.

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